SONIA MARTA MORA: “LA ESCUELA COSTARRICENSE BUSCA QUE EL NIÑO SEA FELIZ”

Las estadísticas de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos) afirman que el sistema educativo de Costa Rica es uno de los más bien posicionados de América Latina. El hecho se debe, posiblemente, al avance de políticas de estado en educación: “Antes, la educación se orientaba por ciclos políticos electorales, y cada cuatro años la historia empezaba de nuevo. Ahora se han ido consolidando indicadores, objetivos, que deben mantenerse en el tiempo”, afirma la ministra de educación, Sonia Marta Mora. A esto se le suma la “nueva política curricular”, que aprobó el Consejo Superior de Educación en el año 2016, que tiene como objetivo “transformar los planes de estudios y orientarlos a la resolución de problemas, al autoaprendizaje, y a la construcción del propio conocimiento”. Con esta transformación pedagógica, lo que pretende el Ministerio de Educación es modificar la metodología educativa en base a las habilidades y a las competencias dentro de marcos internacionales de calidad. Sin embargo, el mayor desafío para hacer factible este cambio, es la capacitación de los profesores: “Las carreras de educación han proliferado en muchas instituciones que no están acreditadas. Esto ha supuesto un impacto en la calidad de la formación de los docentes”. Por lo tanto, una de las metas del Ministerio de Educación para el 2018, según la ministra, es “avanzar en un proyecto que tendería a reorientar este aspecto”.

Una formación sólida del profesorado en el campo pedagógico es una de las claves para que las futuras generaciones se desenvuelvan en la sociedad, pero lo que también es cierto es que no todas las habilidades de un buen educador están estrechamente ligadas a lo académico: “La mejor cualidad de una maestra o de un maestro es la generosidad. Generosidad para compartir; generosidad de cara a valorar la inteligencia de otro ser humano que ve el mundo de forma diferente; la generosidad a la hora de dar la mano, de no imponer; la generosidad cuando se trata de escuchar…”.

“Sobre la diferencia entre la educación pública y la privada, existen realidades y también mitos”, señala la ministra. “A veces se dice que, necesariamente, la educación privada es mejor que la pública, pero esto no siempre es cierto. Nosotros tenemos escuelas públicas que son una joya”. Si bien es verdad que los edificios de los centros privados, en general, gozan de mayor calidad, “durante los últimos años se han invertido los presupuestos históricos más altos en infraestructura educativa”, de modo que, poco a poco, esta premisa irá cambiando.

Otro actor que juega un papel imprescindible en la educación de los niños y niñas es la familia. El triángulo docente-alumno-familia debe actuar como un equipo que se encamine hacia un mismo objetivo: facilitar las herramientas para que el alumno aprenda de forma integral. “Tradicionalmente, la implicación de los padres ha sido una fortaleza de la educación en Costa Rica. Sin embargo, se ha ido perdiendo, sobretodo en áreas altamente pobladas y en zonas vulnerables. O, inclusive, en zonas de altos ingresos, donde se tiende a pensar que la educación es responsabilidad del centro educativo”.

A pesar de los buenos resultados según las organizaciones internacionales, que califican a Costa Rica como un país con un buen sistema educativo, no debemos bajar la guardia. Quedan muchísimos aspectos por mejorar, así como una lista interminable de propósitos en los que hace falta profundizar. Estamos caminando hacia la dirección del conocimiento y, aunque no todo sea como nos gustaría, Costa Rica ha sido nombrado como el país más feliz del mundo, lo cual guarda relación, por supuesto, con el pilar educativo: “La escuela costarricense busca que los niños sean felices”, concluye Sonia Marta Mora.

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